Siempre he sido una persona bastante feliz. Desde niña, encontraba alegría en conectar con otros, compartir una risa y simplemente estar ahí para las personas. No era algo en lo que pensara conscientemente, simplemente era mi forma de ser. Pero con el tiempo, me di cuenta de algo importante: la felicidad no es solo algo personal, sino que se contagia. Cuando las personas a mi alrededor eran felices, todo fluía mejor: el trabajo, las relaciones e incluso los momentos difíciles que la vida nos pone en el camino.
La felicidad no es solo sentirse bien; es un verdadero elemento que lo cambia todo. Cuando estamos felices, somos más motivados, creativos y productivos. Es como un truco secreto para la vida. Me di cuenta de que cuando estaba de buen humor, el trabajo se sentía más fácil, las ideas surgían con mayor rapidez y conectar con las personas se volvía más natural. Luego, en 2021, Daniel me compartió la idea de KindWorks. Al profundizar en la investigación y la ciencia detrás de esto, descubrí que la clave de mi felicidad siempre había estado ahí: la bondad.
Siempre he creído en ver lo mejor en las personas y en esforzarme por conectar a un nivel humano. Ya fuera en el trabajo, en una cafetería o conversando con un desconocido, esos pequeños momentos de bondad hacían que mi día fuera mejor. ¿Y saben qué? La ciencia lo respalda. Los estudios han demostrado que la bondad no solo beneficia a quienes la reciben, sino que también eleva el estado de ánimo de quien la practica.
Tomemos como ejemplo la investigación de Nicholas Epley, un científico del comportamiento en la Universidad de Chicago. Sus estudios demuestran que incluso interacciones simples con desconocidos—como charlar con alguien en el metro o hacer una pequeña conversación en el supermercado—pueden hacernos más felices. Esto tuvo mucho sentido para mí. Algunos de los momentos más memorables de mi vida han surgido de conversaciones inesperadas o pequeños actos de bondad.
Lo más increíble de la bondad es que no solo es algo bonito o reconfortante, sino que realmente reconfigura nuestro cerebro. Ser amables activa la liberación de oxitocina (la “hormona del amor”), endorfinas (analgésicos naturales) y dopamina (la sustancia química del placer y la recompensa). Básicamente, es un cóctel de felicidad para el cerebro. Y cuando somos más felices, manejamos mejor el estrés, nos recuperamos más rápido de los contratiempos y, en general, disfrutamos más de la vida.

Por supuesto, la vida no siempre es fácil. Todos enfrentamos momentos difíciles. Yo misma he pasado por situaciones complicadas, y sé que todos los demás también. Para mí, la bondad ha sido un ancla, lo que me ha mantenido con los pies en la tierra y con perspectiva, incluso en los momentos más duros. No significa ignorar el dolor o fingir que todo está bien, sino elegir responder de una manera que me ayude a seguir adelante en lugar de quedarme atrapada en la negatividad. (Como en la foto de arriba, cuando estuve atrapada con mis hijos en el aeropuerto de O’Hare por un retraso de 13 horas en nuestro vuelo).
La conexión natural entre Kindworks y la felicidad
Esa es exactamente la razón por la que creamos KindWorks. La bondad no debería ser algo que simplemente ocurra por casualidad; debería ser algo que practiquemos de manera intencional. Nuestro objetivo es motivar y facilitar que las personas sean amables de manera consciente—ya sea en el trabajo, en las relaciones o en la vida diaria. Diseñamos KindWorks basándonos en investigaciones (incluyendo numerosos estudios sobre empatía, bienestar, gratitud y más) para ayudar a las personas a convertir la bondad en un hábito.
Lo mejor es que practicar la bondad no requiere un gran esfuerzo. Puede ser algo tan simple como dar un cumplido, sostener la puerta para alguien o enviar un mensaje de ánimo a un amigo. Incluso los gestos más pequeños pueden generar un efecto dominó y propagar la felicidad más de lo que imaginamos. De hecho, los estudios muestran que realizar cinco actos de bondad en un solo día puede tener efectos positivos duraderos en nuestro bienestar. Una razón poderosa para hacer de la bondad una práctica diaria.
Una de mis partes favoritas de este viaje es ver el efecto multiplicador en acción. Cuando haces de la bondad un hábito, no solo mejoras tu vida, sino que inspiras a otros a hacer lo mismo. Eso es lo que construye relaciones más fuertes, mejores entornos de trabajo y comunidades más saludables.
Al final del día, la felicidad y la bondad van de la mano. La felicidad puede sentirse como una emoción pasajera, pero la bondad es algo que podemos practicar y controlar. Y cuanto más la practicamos, más felices nos volvemos.
Para mí, la bondad ha sido la clave para afrontar los altibajos de la vida. Me ha ayudado a construir conexiones significativas, a ser más resiliente y a encontrar alegría incluso en los momentos difíciles. Y con KindWorks.AI, estamos ayudando a otros a hacer lo mismo. Porque en un mundo que a veces puede parecer dividido y abrumador, la bondad es una de las herramientas más poderosas que tenemos.
Así que, ¿por qué no intentarlo? Un poco más de bondad cada día podría hacer que la vida sea mucho mejor, tanto para ti como para quienes te rodean.
www.KindWorks.AI
www.KindWorks.AI/Demo
KindWorks.AI ayuda a los líderes a desbloquear el máximo potencial de sus equipos a través de la bondad. La plataforma empresarial cuenta con un agente de IA llamado Beni que se integra perfectamente con herramientas como Slack, WhatsApp y MS Teams para mejorar el bienestar, la productividad y los resultados en tu equipo.